La Despedida.

Si lo lees con música, mola más.



Había llegado el momento de que nuestros caminos se separaran. A ella le tocaba volar y a mí, probablemente, no. Sin preludios me abrazó sinceramente; no pude evitar respirarla por última vez. No pude evitar plantarla un leve beso en los labios. Un beso que significaba muchas cosas. Significaba me voy. Significaba ya sé que somos amigos. Significaba ya sé que tienes pareja. Significaba pero lo dejaría todo si me lo pidieras. El brillo de sus ojos me mostró que ella entendió todo el significado. Y la pregunta que me hizo lo demostró. 

—¿Después de tanto tiempo?
Me tendió un bisturí verbal que yo cogí y con él me abrí el pecho para poner mis entrañas sobre la mesa. 
—Siempre.

El brillo de sus ojos se condensó en lágrima. Una lágrima que significaba su eterno somos amigos. Lo supe entender perfectamente. Sería un loco si pensara que ahora cambiaría todo por un beso o por un siempre. Aunque seguramente ya sea un loco por hacer lo que voy a hacer. Me hundiré en la oscuridad para huir de mi siempre. Quiero liberarme de la sombra del pasado proyectando las tinieblas en mi futuro. Sí, soy un loco. Pero ¿qué otra cosa puedo ser? Espero que a Lily le vaya bien y él la piense al menos una centésima parte de lo que yo lo hago y haré, siempre.

Al menos siempre seré su Príncipe Mestizo.