EL CUENTO DEL FIN DEL MUNDO: CAP 21

CAPITULO 21

                ―Balance de bandos, por favor ―La Emperatriz Bellatrix Merkel se encontraba en su submarino militar cerca de la costa de EEUU.
                ―En nuestro bando, señora, sólo queda Alemania, porque el Emperador Palpatine Benedictini XVI ha muerto, al igual que la Bruja Blanca, Berlusconi ha desaparecido y Grecia ha caído. Nos queda España, pero ya sabe que Aguirre intentó acabar con usted, así que no son de fiar. La mejor opción es hacer el trabajo usted sola ―Le aconsejaba su comandante, mientras ella pelaba una mandarina ―Por otro lado, nos enfrentamos a EEUU, con Obama ‘El Gris’, y a Reino Unido, de Patricia McCondegall, aunque estos últimos acaban de ganar su guerra civil, por lo que están bastante debilitados… Así que todo se reduce a EEUU y Alemania.
                ―El Obama éste ha intentado tomarnos el pelo protegiendo la estatua de la Libertad, pero es un farol, una de mis consejeras, Aramis Fuster, me reveló el verdadero paradero del anillo de poder, casi desprotegido ―Merkel carraspeó, haciéndose la interesante ―Se encuentra en una de las cámaras del museo de historia natural. Al amanecer lo asaltaremos ―Sentenció― Traedme un kiwi mientras, por favor.

Nuestros tres protagonistas, Aldo Totter, Leia Granger y Mario Bolsón, se encontraban llegando a Estados Unidos, acompañados del Inspector Gadget, Caperucita de Mairena (habían conseguido ficharla como aliada) y Gollum Zapaterus (Habían ido en su búsqueda hace bastante tiempo, ahora le llevaban al encuentro, si es que servía para algo, el inútil)

―Menos mal que hemos dejado a Caperucita y Gollum en la zona de equipaje del avión, son inaguantables… A ver qué nos dice el negrata ―Comentaba Aldo mientras quemaba un billete de siete euros.

A su llegada, atravesaron el campo magnético de seguridad de la Casablanca, y salió a recibirles el imponente Obama ‘El Gris’. Estaba mucho más agotado que la última vez que le vieron. Casi le costaba andar. Igual llevar esos ropajes enormes de la Edad Media influía un poco.

―Es un placer volver a veros… vivos, tal como están las cosas… Y teniendo en cuenta que habéis pasado por todos los focos de guerra, que parecéis retrasados… ―Le metió una colleja a Aldo ―Lo que no termino de entender es por qué habéis traído a esa bestia de labios de morcilla y a la otra repugnante criatura ―Dijo, señalando a Caperucita de Mairena y a Gollum Zapaterus ―Será mejor que ellos aguarden en un calabozo hasta que les necesitemos…

Por el camino se encontraron a Gus Gus, el ratón gordo de la Cenicienta. Después de que Mario Bolsón se lo comiera cual aceituna, prosiguieron su camino.
Se encontraban ya todos en el despacho secreto de Obama. Éste se apresuró a esconder debajo del sofá un preservativo que había tirado por el suelo.

―Ha llegado a mis oídos que Merkel está rondando la zona, afortunadamente, el anillo está a buen recaudo en un sitio apartado, y nuestras fuerzas le harán frente correctamente cuando ataque la estatua de la Libertad ―De repente, la puerta del despacho se abrió de golpe, y apareció el soldado Ash apresurado.
―Mi señor, Bellatrix Merkel ha irrumpido en el Museo de Historia Natural, es cuestión de tiempo que se haga con el anillo… ¡¡HAY QUE HACER ALGO!!

―¡¿QUÉ?! ¿Cómo es posible? ―Exclamó sorprendido ―Vale, seré yo quien la vaya a hacer frente. Y vosotros niños, vendréis conmigo, porque claro, si tiene que morir alguien, no seré yo, que soy muy importante… ―Les espetó, a la vez que se rascaba los huevos.